La incorporación de estilos de vida saludables podría disminuir el ausentismo de estudiantes, favorecer las relaciones interpersonales y la convivencia, mejorando el clima de estudio. En el largo plazo la promoción de la salud en la universidad favorecerá cambios en la situación de la salud del país a través de las generaciones de estudiantes egresados que fomentarán modificaciones para lograr el bienestar y la salud de las instituciones y comunidades en las que trabajen y de las familias que formen.
Tanto la Organización Panamericana de la Salud como la Organización Mundial de la Salud han reconocido la relevancia de la promoción de la salud al señalar que estas instituciones promueven y apoyan la colaboración entre los sectores del gobierno, los sectores privado y público, así como también en el plano internacional.
Las universidades desempeñan un papel protagónico en la sociedad donde están insertas. Orientadas al liderazgo y al desarrollo del conocimiento, son escenario de formación profesional de los miembros de la comunidad y, a través de la educación, la investigación y la difusión del saber, orientan y apoyan los cambios en diversos espacios nacionales e internacionales.
Como protagonista del desarrollo de un país y de una región, la universidad tiene un papel clave en el establecimiento de conocimientos, conductas y actitudes que promuevan una cultura más saludable. Para ello, y de acuerdo con la creciente necesidad de los países de promover estilos de vida saludables en los escenarios nacionales y regionales, el entorno universitario ha cobrado cada vez mayor relevancia y liderazgo.
Una universidad promotora de la salud es aquella que incorpora el fomento de la salud a su agenda, con el fin de propiciar el desarrollo humano y mejorar la calidad de vida de quienes allí estudian. De esta manera promueve conocimientos, habilidades y destrezas para el propio cuidado y para la implementación de estilos de vida cada vez más saludables y coherentes.